El puto amo de todo esto (IV) - Pablo Farrés
[Novelita folletinesca - Tercera parte] Acerca de la ubicación del Rancho Sideral, poco tengo para decir. La dirección y las coordenadas nos llegaron por correo en un sobre manchado de aceite. Tomamos un tren y luego un ómnibus hacia las afueras de una ciudad que no me es dado revelar. Descendimos en un pequeño pueblo de campesinos. Desde allí, tuvimos que seguir caminando hacia el norte durante un par de horas. Los pastizales, el pedregullo y el aire sucio del horizonte fueron el único paisaje. No habíamos previsto la sed ni el hambre. Un sol verdoso se pudría sobre nuestras cabezas. Ya cansados de caminar sin sentido, discutimos la posibilidad de renunciar a nuestra meta. Recién entonces, a punto de abandonarlo todo, apareció el Rancho Sideral. No llegamos a él, simplemente apareció. Creo incluso que cuando renunciamos a llegar, fue el Rancho Sideral el que vino a nosotros. De aquello aprendí que nadie es capaz de anticipar su llegada. En todo caso, sólo viene cuando...