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Mostrando entradas de abril, 2018

Las musas de Bergman - Rafael Arce

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  Cuando veo a Bibi Anderson de criada en El rostro o de enfermera en Persona , me pregunto por qué Bergman no la eligió para el papel de Anna en Gritos y susurros . Es un interrogante sólo afectivo, no tiene nada de análisis cinematográfico ni pretende opinar sobre el casting. Por muy poco las cuatro Musas casi confluyen en una sola película (una de mis favoritas, encima). Curiosa noción la de “actor fetiche”. Algo de saga tiene la obra de Bergman, no narrativa (más allá de que también hay saga narrativa en un par de películas), donde no reaparecen los personajes, sino los actores. Esa insistencia puede ser puramente operatoria e incluso pretender prescindir del problema actoral: ya sabemos con qué contamos, quién se aguanta al viejo cascarrabias, y listo. Y sin embargo no: la Musa atraviesa las obras, arma una saga de motivos y de afectos, de pathos y de obsesiones. Inútil aclarar que la Musa no es ni la diva ni el personaje. La Musa es una corporalidad, una fuerza que arranca de s

La destrucción - Jorge Batalla

     Una civilización nace bajo el signo de una profecía originaria: allí se dice cómo organizarse, dónde asentarse, qué ritos y prácticas realizar, cuáles sucesos del futuro esperar para obtener riquezas; pero también incluye el modo más o menos preciso en el que será destruida, dentro de mil años. Cada cierto tiempo, diez años más o menos, sistemáticamente, el vaticinio se manifiesta a todos, con ligeras variaciones: en él el ethos de la comunidad varía, se sutiliza, se moderniza, pero la imagen enigmática del fin se repite, impertérrita. La devastación futura se les presenta tan nimia como general, tan abstracta como contundente: "El fuego, la sangre y la ruina, la destrucción de lo conocido, el resultado de lo que el concepto desconoce de sí". Dedican trescientos años a interpretar el mensaje. Surge así la filosofía, la ciencia, el arte, la religión. Son años de riqueza de pensamiento. Sin embargo la obsesión hermenéutica de la sociedad es tal que la violencia no se hace

El lamento de la ninfa ha sido oído (¡por fin!) - Silvana Santucci

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     Me llevé la sorpresa más grata del mundo. Nunca creí que pudiese existir el cine barroco, el barroco en cine o lo que es mejor una teoría del arte barroco puesta a funcionar en una película del s. XXI y encima, con todos sus matices. ¡Por fin alguien hizo la maravilla!      Le pont des arts cumplió la profecía y por eso, los cultores del barroco (sí, los hay… aunque parezca tan ridículo, antiguo, inútil, artificial o de mal gusto como coleccionar suvenires de cumpleaños) le estaremos eternamente agradecidos a Eugène Green.     Ahora el barroco (como Eva Perón) todavía vive y se conserva estrictamente artificial, excesivamente artificioso, transhistórico –intrínsecamente eónico para decirlo con un barroquismo– y se renueva con toda la potencia de su inequívoca estructura artística: entre los polos nada estrechos de la sublimidad (la poesía y el canto de la ninfa Sarah, las lágrimas de Cédric, el intento de suicidio de Pascal) y la extrañeza (el canto de la kurdistana, el

La caída - Philipp Edling

     Repasamos por enésima vez la lista. ​    —¿Con Matías qué había pasado?    —Está alejado, no contesta los mensajes, no habla con ninguno de los nuestros. ​    Traidor. Uno más. Leí por lo bajo y sin detenerme algunos nombres cuyas historias ya conocía.      —¿Lucas Racedo?    —Con los hip-hoperos. Alvarado lo encontró hace unos días haciendo beatboxing con otros pibes, en la calle. Cuenta que quiso saludarlo y el idiota fingió no haberlo visto. ​    Durante las últimas semanas, el análisis de la nómina de personas que se había distanciado del grupo se había convertido en una constante. La rutinización de la tarea no resultaba nada placentera, pero pensábamos que cuanto menos extraeríamos de ella algún tipo de conclusión o aprendizaje. Lo cierto es que las circunstancias nos obligaban al ejercicio: mucha gente nos había abandonado en poco tiempo. La guerra, por decirlo de algún modo, se estaba perdiendo en cada uno de los frentes. Algunas deserciones venían acom