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Mostrando entradas de marzo, 2018

El psicópata y el héroe en la cinta de Moebius - Hugo Echagüe

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     Dejamos aquí de lado la compleja relación entre lo Real histórico y lo representado en cine y televisión. Para el espectador serial no importa la diferencia. Es más, prefiere el simulacro; aunque hubiese un original, aquél le resulta más cercano. Es su fantasía y su pesadilla; de figuras atroces y carismáticas. El ambiguo encanto del asesino serial, del depredador, puede ser irresistible. Cómo definirlo, cómo ceñir esa figura sin recaer en estereotipos, es la propuesta de este miniensayo. Una hipótesis de máxima: el asesino serial es la cara inversa del superhéroe: cierran la agencia del poder directo: son su acting out , maravilloso o atroz. [1] ​    Ambos coinciden en la omnipotencia o su presunción –los héroes de Marvel o los mutantes complementan sus poderes, a veces juzgados como defectos. Así, la heroína airadamente punk Jessica Jones dispone de algunos poderes, al igual que Luke Cage; forman así un superhéroe no solitario, una pequeña innovación, propuesta también en la

Lucrecia Martel y Lucas Biglia: ¿A qué juega Zama? - Rafael Arce, Bruno Grossi y José Miccio

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  D iálogo entre Rafael Arce, Bruno Grossi y José Miccio sobre Zama de Lucrecia Martel. Bruno Grossi: Tengo una relación particular con Lucrecia Martel: todas sus películas me gustan, pero ninguna me genera un entusiasmo real. Quizá ese sentimiento es consecuente con su cine, con una estética que deliberadamente trabaja en contra de las identificaciones inmediatas, o quizás no y habría que interrogar por qué, tal como dijo Borges, sus películas no admiten la menor réplica y no producen la menor convicción. Lo paradójico es que la noticia de Zama me produjo muchas expectativas, desmedidas en algún punto, concretas en otras tratándose de la obra maestra de Di Benedetto, pero también unas expectativas alimentadas por un contexto que la convirtió, tal como vos dijiste José, en un clásico automático: ya era buena antes de verla. De hecho me volvió a ocurrir lo mismo: tras verla, ¡zas!, el asombro y la indiferencia peleándose codo a codo.   José Miccio: Voy a empezar meando afuera d

El ying y el yang de la muerte - Walter Romero

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     El niño, como el animal, vive en el instinto de la acción. No conoce los preceptos del reloj, tampoco el amarre pedregoso de la memoria. Artista del olvido y la celeridad, el niño no se detiene más que para tomar impulso. Desconoce la parsimonia de la cavilación y el acerbo del aburrimiento. No puede cansarse, no quiere frenar. Recorrer el mundo según la guía turística del lenguaje, privarse de inventarlo por fuera de la geometría de la lengua, le parece el colmo de la indolencia.      ¿Qué pasa, no obstante, cuando un niño se enferma? ¿A qué nueva experiencia lo doblega el reposo de la convalecencia? ¿Qué tipo de relación establece, privado de la acción, con el mundo y consigo mismo? ¿Cuál es la lengua de un niño enfermo? ¿De qué forma se interpela en la quietud blanca del hospital? La voz infantil de un cuerpo enfermo parece ser el tema de Geometría o Angustia de Diego Bentivegna. No la narración de la enfermedad en sí, de la cual no sabemos nada, sino el ejercicio libre de

Género y videojuegos - Leo Arsenio

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  1 ​    Los videojuegos incluyen una narrativa y es obvio que necesitan de estudios de género. El objetivo es poder entender las relaciones de poder que estructuran los sujetos que allí conviven. Aquellos juegos que no dispongan de un texto-guía, necesitan de todas formas un propósito. El jugador se apropia de ese propósito como suyo, y aunque se entregue a la dinámica lúdica por placer, esa va a ser su prioridad por un espacio de tiempo de su vida. Así, todas las tensiones que se ponen en marcha en los juegos tienen, más o menos evidente, una narrativa. Apretar repetidamente un mismo botón, aprender de memoria una secuencia, o simplemente mover siempre hacia adelante una bola amarilla para comer objetos suele tener un mismo propósito: destruir algo o a alguien. Las formas de esa destrucción constituyen una narrativa en sí misma, simple, pero efectiva. Textualidad lineal, entonces, que es susceptible de ser tamizada por la teoría de género. ​ ​ 2 ​    El jugador, para cu

Los patos - Juan José Guerra

     Un día vinieron los operarios al campo de Paredes y empezaron a trabajar. Trajeron los materiales en un camión y estuvieron, lo menos, 16 horas dándole. Cuando se fueron, el caño se extendía hasta la laguna. Al día siguiente, empezó a desagotar la mugre, fuera de la vista del mundo. Durante los primeros 7 días me escabullí hasta los bañados del campo de Paredes y observé cómo iba cambiando el color del agua. Había ahora un olor como a quemado; el líquido espeso que desagotaba en la laguna venía caliente. Como si se estuviesen quemando unas ruedas de goma o una plancha de poliuretano. Claro que no podría determinar el olor exacto que despide una plancha de poliuretano cuando entra en combustión, pero les puedo asegurar que el olor que se sentía en el campo de Paredes tenía algo de ese olor desconocido que les trato de mentar. Había, además, una revolución de mosquitos, tábanos y patos. Los patos repicaban inútilmente esos cantos o graznidos idiotas que los caracterizan y por los cu