Nombre - Sergio Delgado
¿Nombre?, me preguntó el secretario del juzgado. Y yo le respondí. ¿Domicilio?, preguntó. Le respondí. ¿Ocupación? Y ahí no supe qué decir. Desocupado, recitó el secretario mientras escribía. Ahora cuénteme lo que vio, me dijo luego el secretario y puso las manos sobre la mesa, a ambos lados de la máquina de escribir, dispuesto a escucharme. (Me agrada el aspecto del secretario: su cara rosada, sus ojos atentos, su manera amable de hacer las preguntas y de quedarse esperando mis respuestas. Me agrada mucho.) Yo había sacado a pasear a Emma, le dije al secretario. Emma es la perra de mi padre. La perra nuestra. Papá está todo el día en cama y él no la puede sacar. Entonces la saco yo. Es una perra muy buena pero si uno no la saca dos veces por día, a la mañana temprano y a media tarde, raspa la puerta. Y cuando mi padre oye a la perra raspar la puerta, desde la cama me grita: «querido, la perra». No es que yo no la oiga, le digo al secretario, sucede que a...