Cinefilia - Carlos Surghi

Para Speedy, Virgilio personal en el infierno de las imágenes Un amigo de la ciudad y otro que está en ella de visita me invitan a la Sexta semana mundial de la cinefilia. En la propuesta de uno leo un intento por hacer de mí un espectador formado, en la del otro, cierta provocación. Con este último sostengo la pugna iconoclasta de mi modernismo anacrónico, con el primero, la apertura hacia formas de sociabilidad en las que tengo más para aprender que para dar cátedra. Lo cierto es que el tiempo del cine me exaspera, su demanda de pasividad, su reminiscencia platónica, su postración de la atención me juegan siempre en contra. Hay un nihilismo oculto en él, me diría al oído mi Nietzsche portátil y personal, mientras que un poeta amigo, mucho más extremista, me recordaría que “ni siquiera es arte”. Pero la conversación, esa fábula inventada por los ingleses en el siglo XVIII, esa inflexión por demás vital y real viene desde hace tiempo ganando mi entusias...